Conmemoración del Aniversario de los Acuerdos de Paz de El Salvador

La negociación en los diálogos de paz necesita confidencialidad, ausencia de protagonismo de los mediadores y “naciones amigas”, entre otros elementos, dijo el embajador español Yago Pico de Coaña durante una conferencia organizada el 14 de enero en la sede la Secretaría General Iberoamericana, para…

La negociación en los diálogos de paz necesita confidencialidad, ausencia de protagonismo de los mediadores y “naciones amigas”, entre otros elementos, dijo el embajador español Yago Pico de Coaña durante una conferencia organizada el 14 de enero en la sede la Secretaría General Iberoamericana, para conmemorar el decimonoveno aniversario de los Acuerdos que sellaron la paz salvadoreña, el 16 de enero de 1992, tras doce años de guerra.

En el acto estuvieron también presentes el secretario adjunto de la SEGIB, Ruy Amaral; el embajador de El Salvador en España, Edgardo Suárez Mallagray, y el director general de Política Exterior para Iberoamérica del Ministerio de Asuntos Exteriores español, Juan Carlos Sánchez.

Al comienzo del acto, el embajador Edgardo Suárez se refirió a la pacificación de su país como “el mayor contrato social de la historia del país” y presentó un vídeo en el que el presidente de El Salvador, Mauricio Funes, pide perdón a las víctimas de la guerra civil que enfrentó a los salvadoreños entre 1980 y 1992.

En su intervención, el secretario adjunto de la SEGIB, Ruy Amaral, hizo un repaso del proceso democratizador que vivió América Latina y el Caribe durante el período de finales de los años 70 hasta la década de los 90, y reflexionó acerca del punto de inflexión que suponen los acuerdos de Chapultepec en cuanto a la resolución de conflictos de la región, pasando no sólo a marcar el fin del conflicto salvadoreño, sino que dio paso a una nueva era “prometedora” para el continente.

Por su parte, Yago Pico de Coaña, que participó en el proceso salvadoreño que terminó con los Acuerdos de Chapultepec y medió también en los procesos pacificadores de Guatemala y Nicaragua, destacó en esos procesos la necesidad de elegir interlocutores válidos, voluntad real constructiva de las partes y “ponerse en el lugar del otro las veces que haga falta”.

“Los facilitadores deben ser muy pocos” y “nada debe ser considerado un acuerdo hasta que este no sea completo”, agregó el embajador.

Acerca del grupo de “países amigos” -que en el caso salvadoreño fueron México, Venezuela, Colombia y España-, Pico de Coaña subrayó la necesidad por el “acompañamiento” y facilidades que pueden proporcionar al proceso, como lugares de reunión, por ejemplo.

Asimismo, destacó el papel de los curas representantes de la Teología de la Liberación y recordó al obispo Luis Chávez y González, como precursor de la paz, a monseñor Óscar Arnulfo Romero, asesinado en 1980, y a su sucesor, el arzobispo de San Salvador, Arturo Rivera Damas.

El 16 de enero de 1992, el entonces presidente de El Salvador, Alfredo Cristiani, y el hoy gobernante Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) firmaron en la ciudad mexicana de Chapultepec los acuerdos de paz que llevan este nombre.

 

 

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