Líderes colombianos apuestan por la paz aunque advierten de que no será fácil

El vicepresidente de Colombia, Angelino Garzón, y el expresidente Ernesto Samper coincidieron en apostar por las conversaciones de paz que se desarrollan en La Habana, aunque han advertido de que el proceso no será fácil ni, en caso de que fructifique, tampoco el posconflicto. Ambos lo han hecho en el seminario «El proceso de paz en Colombia», que organizado por la Secretaría General Iberoamericana y presidido por el Secretario Adjunto Iberoamericano, Ruy Amaral…

El vicepresidente de Colombia, Angelino Garzón, y el expresidente Ernesto Samper coincidieron en apostar por las conversaciones de paz que se desarrollan en La Habana, aunque han advertido de que el proceso no será fácil ni, en caso de que fructifique, tampoco el posconflicto. Ambos lo han hecho en el seminario «El proceso de paz en Colombia», que organizado por la Secretaría General Iberoamericana y presidido por el Secretario Adjunto Iberoamericano, Ruy Amaral, se ha celebrado el lunes, 24 de junio, en la sede de la SEGIB, en Madrid.

En su intervención, Angelino Garzón ha dicho que su Gobierno está dispuesto a firmar un acuerdo de paz con la guerrilla antes de que acabe este año, pero se ha mostrado escéptico ante la perspectiva de que la otra parte acepte.

El presidente Juan Manuel Santos «tiene la voluntad política de firmar la paz este año», según el vicepresidente, quien subrayó que «si se firman los acuerdos son para cumplirlos».

El año que viene habrá elecciones presidenciales en Colombia y las actuales conversaciones, hayan cuajado o no para entonces, pueden tener una influencia.

El vicepresidente colombiano no parece muy deseoso de que se mezcle el proceso de paz con el electoral, mientras Ernesto Samper afirma que no ve problema en que se llegue a las elecciones presidenciales de 2014 sin cerrar un acuerdo, porque de ese modo los ciudadanos también podrían dar su opinión sobre el asunto.

Ambos han coincidido en que el Gobierno no podía aceptar la petición de la guerrilla de un alto el fuego durante las conversaciones y el vicepresidente ha dejado claro que su Ejecutivo quiere tener «manos libres para seguirla combatiendo».

También han estado de acuerdo en rechazar, como plantean las FARC, que un eventual acuerdo de paz sea «blindado» a través de una asamblea constituyente, algo que para Garzón es «un imposible» y para Samper un factor de riesgo, porque la guerrilla podría encontrarse con que una nueva asamblea se negara a ratificar el pacto.

El vicepresidente ha pedido a las FARC que plantee peticiones adecuadas al proceso, porque «si se piden imposibles el Gobierno dirá ‘hasta aquí puedo llegar'», lo que sería muy negativo para el país.

El expresidente Samper (1994-98) ha opinado por su parte que el proceso «va bien» y lo ha identificado con «una lucecita de esperanza» después de medio siglo de oscuridad, en alusión a la violencia de décadas.

Ha mencionado lo que considera «debilidades» del proceso de paz, como la ausencia del Ejército de Liberación Nacional (ELN) que, con unos 3.000 guerrilleros, podría ocupar los espacios dejados por las FARC en caso de una desmovilización de ésta.

Ha abogado por dar más presencia a la sociedad civil en el proceso para reforzarlo y por constituir una Comisión de la Verdad que permita a las familias de las víctimas saber dónde están enterrados sus familiares muertos.

Si el proceso termina con un acuerdo de paz Samper ha asegurado que hay que prever garantías de supervivencia económica de los guerrilleros y, sobre todo, afrontar un período de reconciliación de quince o veinte años que «será lo más doloroso».

La aceptación por la sociedad de algún tipo de ayuda a los guerrilleros será difícil, ha apuntado el expresidente, ya que medidas como amnistías o indultos «son impopulares».

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