La SEGIB participó en la Conferencia Río+20

El Secretario General Iberoamericano, Enrique V. Iglesias, formó parte de las sesiones de los Diálogos Sostenibles organizados por el Gobierno de Brasil y las Naciones Unidas en la Conferencia sobre Desarrollo Sostenible Río+20.
Del resultado de las ponencias en estos diálogos, el público seleccionó, mediante un…

El Secretario General Iberoamericano, Enrique V. Iglesias, formó parte de las sesiones de los Diálogos Sostenibles organizados por el Gobierno de Brasil y las Naciones Unidas en la Conferencia sobre Desarrollo Sostenible Río+20.

Del resultado de las ponencias en estos diálogos, el público seleccionó, mediante un sistema de votación electrónico, junto a altos representantes de organismos, centros de formación, ONGs, universidades y empresas, las tres principales indicaciones que han sido llevadas a la reunión plenaria de los jefes de Estado y de Gobierno.

La temática de este panel fue “el Desarrollo Sostenible como respuesta a la crisis económica y financiera”.

Durante su intervención, Iglesias expresó que la crisis es un período de desafíos y oportunidades y, la mejor manera de enfrentarla, es desarrollando una conciencia crítica que comprometa al gobierno y la sociedad en la construcción de un futuro sostenible. “La crisis nos obliga a reducir la capacidad de comprometernos. No obstante, es importante mantener los compromisos asumidos para garantizar el desarrollo sustentable”, defendió.

Además de la propuesta elegida por la sociedad civil, fue también elegida la sugerencia de promover reformas fiscales que estimulen la protección ambiental y beneficien a los más pobres fue la elegida por las votaciones realizadas por Internet. Los disertantes definieron una propuesta basada en la evaluación del economista Jeffrey Sachs, que participó del plenario. La sugerencia del economista es que la sociedad civil se involucre y reclame a los gobiernos las soluciones adecuadas para la implementación del desarrollo sustentable.

“Debemos unirnos para construir una generación comprometida con los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU. Estas metas nos inspiran a luchar en contra de la pobreza, la enfermedad y el hambre. La sociedad civil debe organizarse para que las decisiones no estén solamente en manos de los gobiernos”, afirmó Sachs.

Las recomendaciones seleccionadas finalmente fueron:

  1. Promover una reforma impositiva que fortalezca la protección medioambiental y a la población de bajos recursos.
  2. La creación de un impuesto a las transacciones financieras con la perspectiva de contribuir al Fondo Verde y con el objetivo de promover trabajo decoroso y tecnologías limpias.
  3. La adopción mundial de metas compartidas de desarrollo sostenible a ser adoptadas por empresas, sociedad civil y el sector público. Estos tres objetivos deberán incluir mediciones innovadoras, prevención pública y educación en todos los niveles, así como solucionar los problemas a nivel local y global. Fueron nombradas, además, cinco áreas críticas: emponderamiento de los individuos del planeta para cubrir sus necesidades básicas en salud, acceso al agua potable, sanidad y dignidad de vida; desarrollo de un sistema energético sustentable, lograr alimentos sustentables en forma local y global; generar desarrollos urbanos sostenibles, incluyendo iniciativas en sistemas de agua potable y saneamiento; las industrias sostenibles deben estar comprometidas en su gestión y actividad.

En definitiva, estas metas de desarrollo sostenible debe lograrse a través de principios y métodos para aplicar a todos por igual, incluyendo los impuestos bien direccionados hacia una reforma financiera, inluyendo un financiamiento innovador para un desarrollo verde y modificar las tecnologías.

Los jefes de Estado y de Gobierno de más de 180 países trabajaron en base a un documento que culminó aprobándose en Río de Janeiro sobre “El Futuro que queremos”, que contempla estos temas en un entorno de consenso internacional.

 

 

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