Italia en Iberoamérica: historia y futuro de un vínculo

“Si Europa y América Latina no se reconocen con valores e intereses comunes” en el mundo que surge tras la crisis económica y financiera global “cometerían un suicidio”, afirmó en Montevideo el Secretario General Iberoamericano, Enrique V. Iglesias, al concluir el Seminario “La Presencia de…

“Si Europa y América Latina no se reconocen con valores e intereses comunes” en el mundo que surge tras la crisis económica y financiera global “cometerían un suicidio”, afirmó en Montevideo el Secretario General Iberoamericano, Enrique V. Iglesias, al concluir el Seminario “La Presencia de Italia en Iberoamérica: Historia y Futuro de un Vínculo”.

Iglesias resumía de este modo las principales conclusiones del seminario, que fue organizado por la Secretaría General Iberoamericana y la Embajada de Italia en Uruguay.

En el mismo participaron autoridades, historiadores, politólogos, legisladores, representantes de organismos internacionales, diplomáticos y otras personalidades de la academia provenientes de varios países.

En las palabras de clausura, Iglesias destacó la importancia del evento y subrayó que durante algunos años, América Latina y Europa se fueron distanciando, fundamentalmente en el caso europeo por mirar hacia otras áreas del mundo, especialmente Asia.

Agregó que en el mundo comienza a producirse una transferencia de poder económico sin precedentes y que acomodar los intereses de los países será un proceso muy complejo, porque una cosa –complicada por cierto- es cuando se negocia entre dos países o bloques, y otra bastante más compleja, cuando la negociación tiene a varios participantes.

En este contexto, advirtió que América Latina y Europa deben reconocerse con valores e intereses comunes, volver a aproximarse y profundizar sus relaciones.

Subrayó luego que Europa deberá tomar en cuenta que en el año 2020, América Latina será una región con 600 millones de habitantes y un PIB similar al de China hoy.

El Secretario General Iberoamericano destacó posteriormente que la Comunidad Iberoamericana es un vehículo para esa intensificación de lazos y relaciones entre ambas regiones, y por eso se ha abierto a integrar en su seno como observadores a países como Italia y Francia.

De este modo, está contribuyendo a mirar las cosas con un sentido más amplio, elemento imprescindible para manejarse en ese mundo que surge tras la crisis global.

 

 

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