Desde finales del siglo XIX, las mujeres trabajan por tener un lugar digno en la sociedad actual y buscan concienciar a los Gobiernos y a los ciudadanos de las desigualdades que millones de ellas sufren.
Todos los países iberoamericanos manifiestan este 8 de marzo los logros alcanzados pero también los retos pendientes en materia de igualdad.
Es cierto que existen mejores condiciones económicas, políticas y sociales para las mujeres. Las estadísticas indican mejoras sustanciales en el incremento de la participación femenina en el ámbito laboral y una mayor autonomía económica.
No obstante, los retos pendientes son importantes. Muchas mujeres iberoamericanas aún sufren maltrato, violencia, injusticia y discriminación, lo que hace indispensable continuar con la tarea de sensibilización con el fin de que se adopten políticas públicas que promuevan la igualdad de oportunidades.
Según datos de Naciones Unidas, en América Latina y el Caribe cerca de 58 millones de mujeres viven en el campo y el 38% de ellas no tienen ingresos propios a pesar de trabajar más horas que los hombres.
La desigualdad entre los géneros y el acceso limitado al crédito, a la salud y a la educación son las principales dificultades que afrontan las mujeres rurales.
La Secretaría General Iberoamericana se suma al trabajo de los Mecanismos de Adelanto de las Mujeres de los Gobiernos de la región en contra de la violencia de género y al esfuerzo de quienes desarrollan el concepto “más mujeres, más democracia”, que fomenta la participación política de las mujeres en pie de igualdad.
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