Óscar Arias presenta su libro Con velas, timón y brújula

El premio Nobel de la Paz y ex Presidente de Costa Rica, Óscar Arias, presentó su  libro  Con velas, timón y brújula el viernes 8 de octubre, en el conversatorio de la SEGIB, en un acto presentado por el Secretario General Iberoamericano, Enrique V. Iglesias….

El premio Nobel de la Paz y ex Presidente de Costa Rica, Óscar Arias, presentó su  libro  Con velas, timón y brújula el viernes 8 de octubre, en el conversatorio de la SEGIB, en un acto presentado por el Secretario General Iberoamericano, Enrique V. Iglesias.  Con velas, timón y brújula es una recopilación de artículos y discursos que reflejan el testimonio vital y político del premio Nobel, y su compromiso en defensa de los derechos humanos y la paz.

Este proyecto editorial ha sido publicado gracias al Centro Extremeño de Estudios y Cooperación con Iberoamérica (CEXECI), dentro de su colección Pensamiento Iberoamericano. En la presentación estuvieron presentes la consejera de Cultura y Turismo de la Junta de Extremadura, Manuela Holgado; el director del CEXECI, José Luis Gurría y la ex Comisaria Europea, Benita Ferrero Waldner.

Reproducimos aquí por su interés las palabras pronunciadas por Óscar Arias en el acto:

Amigas y amigos:

La distancia entre América y España es siempre una distancia cargada de augurios bondadosos, tanto para los navegantes que hace más de medio milenio partieron de Puerto de Palos, en busca de fama y fortuna, hasta para el último pasajero que aterrizó esta mañana en el aeropuerto de Barajas, con el corazón emocionado por conocer la lejana patria de las novelas y los cuentos.

A lo largo de los siglos el Océano Atlántico ha sido el lago de nuestros sueños. De España hacia América, lo recorrieron los que perseguían oro, la libertad o la locura de un Mundo Nuevo. De América  hacia España, lo recorrieron los que buscaban historia, prosperidad o la sabiduría de un reino ancestral.

Hoy vengo a España persiguiendo un único norte en la brújula de la voluntad: vengo a dar gracias. Vengo a da las gracias a un amigo de muchas décadas, a un jardinero de frutos dulces de América, a un luchador de la justicia y a un seguidor de quimeras: vengo a dar las gracias a Enrique Iglesias. Tu inteligencia, querido amigo, te ha llevado muy alto. Tu visión te ha llevado muy lejos. Pero tu visión te ha llevado muy hondo, hacia las mejores cuevas del alma humana. Reconozco tu trayectoria profesional, pero más reconozco tu trayectoria personal. Y es como amigo, y no como colega, que hoy quiero expresar mi gratitud por haber encontrado algún mérito en mis palabras.

Agradezco, asimismo, a Benita Ferrero y José Luis Gurría, que tan amablemente accedieron a leer y a comentar este libro. Agradezco a la Secretaría General Iberoamericana y al CEXECI, por hacer posible esta publicación.

Agradezco a quienes participaron en la compilación, corrección y edicion de los textos. Pero más que nadie , agradezco al pueblo de Costa Rica. Mi tierra es la musa de este libro y la dedicada de esta serenata. Esa tierra que me hizo el honor de elegirme dos veces Presidente de la República. Esa tierra que adornó mi frente con la más noble corona de estrellas: el sudor del trabajo al servicio de sus hermanos y al servicio de sus ideas.

La publicación de este libro significa mucho para mí, no porque me emocione ver mis propias palabras traducidas en tinta, sino porque me emociona poder transmitirlas a más personas, que tal vez necesitan una frase de aliento o un soplo de esperanza. Si estas páginas pueden ayudar a algún joven, a alguna madre, a algún anciano a entender una esquina de su realidad, a abonar un fragmento de su ilusión, entonces este acto tienen un sentido profundo: significa que la comunicación política es mucho más que la persecución de objetivos inmediatos en tal o cual agenda partidista. La comunicación política es, en el sentido más noble de la expresión, una conversación abierta con el pueblo.

Por eso sigo siendo un defensor del discurso escrito. La improvisación tiene sus ventajas: es más informal y, por lo tanto, más accesible. Pero un instrumento imperfecto a la hora de expresar ideas, sobre todo ideas complejas. Un discurso debe ser la versión más depurada de los pensamientos de una persona y no la versión más rápida o más espontánea. Decir las cosas bien mucho más importante que decirlas ipso facto.

Para mí escribir un discurso es una deferencia hacia quienes me escuchan: es lo más parecido a una carta de amor que existe en política. En las altas horas de la noche, o en la larga vigilia de una madrugada he corregido y corregido los textos de mis mensajes, porque amo al pueblo que me escucha.

 Hoy quiero agradecer a la SEGIB porque me permite inmortalizar la conversación que hace tantos años comencé. Tal vez incluso después de que me muera, tal vez incluso después de que persista apenas como un recuerdo en una mente generosa algún muchacho atolondrado encontrará este tomo en los estantes empolvados de un abuelo y hablará conmigo a través de la distancia, y a través de la distancia y a través del tiempo. La posibilidad de ese milagro me llana de alegría.

Amigas y amigos:

En estas páginas hay un resumen de cuatro años en la política, pero hay también un testimonio de vida. Porque aunque un hombre no es un evento particular, cada evento demuestra carácter. En estos discursos se lee mi carácter. Cada cara de este libro es también mi fisonomía, el rostro de mi pensamiento dibujado en letras y en símbolos. Aquí están contenidas las causas a las que he dedicado mi vida: el desarrollo sostenible, la justicia, la libertas, la solidaridad, la promoción del arte y la cultura, y sobre todo, la defensa apasionada de la paz, que ha sido el candil de mi marcha en este mundo.
Una hermosa poesía de Antonio Machado decía: “desde el umbral de un sueño me llamaron…” A mí me llamaron desde el umbral del sueño de la paz, que habita en una casa humilde pero eterna, donde cabe toda la humanidad. En cada uno de estos discursos he pretendido convocar al sueño de la paz. Hoy la SEGIB me permite la oportunidad de lanzar ese mensaje desde un campanario mayor, para que repique la esperanza allá donde mi voz no puede llegar.

Gracias, queridas y queridos amigos, gracias porque hoy puedo hacer las campanadas de mi corazón sobre los océanos y las montañas, sobre los calendarios y las agendas, sobre los pueblos y las fronteras, para convocar, una vez más, a la casa de mis sueños.

Muchas Gracias

 

 

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