XXV Cumbre Iberoamericana de Jefes y Jefas de Estado y de Gobierno
Colombia, 2016
“Juventud, emprendimiento y educación”
1. Situación de la Juventud Iberoamericana
Iberoamérica es una región de oportunidades que transita por transformaciones económicas y sociales que la definirán en las próximas décadas. Sin duda la gobernabilidad, la transparencia, la equidad, la inserción en las cadenas de valor globales, la inversión en educación e infraestructura y una visión de conjunto sobre el futuro, determinarán su capacidad para convertirse en una región desarrollada y próspera.
Erradicar la pobreza, lograr una educación de calidad y propiciar mejores condiciones para la generación de oportunidades laborales, especialmente para los jóvenes, son tareas pendientes. Si bien muchos países tienen importantes logros en las áreas mencionadas, todavía queda mucho por hacer.
Por consiguiente, la mejora de la educación y el fomento del emprendimiento juvenil con rentabilidad económica y social deben motivar el diseño de políticas públicas innovadoras, así como convertirse en prioridades de nuestros países y de todas las instancias nacionales y subnacionales.
En este contexto, los países que conforman Iberoamérica debemos propender por garantizar una educación de calidad y pertinencia, enfocada en las necesidades de los sectores que estimulan cada una de nuestras economías. La educación debe también promover el desarrollo de capacidades para el ejercicio de la ciudadanía, la exigibilidad de derechos y la mejora de las condiciones de vida de las personas, facilitando también la movilidad social. Lo anterior, sin olvidar que una planeación estratégica de largo plazo que garantice la continuidad de estas políticas, es algo que la región necesita para superar las brechas y los problemas estructurales.
Por otra parte, es importante que la institucionalidad, el sector privado y la sociedad civil otorguen el reconocimiento que corresponde a los diversos modos de ocupación y asociación juvenil, entendidos como elementos de desarrollo económico y social para los jóvenes. Iberoamérica enfrenta grandes desafíos consistentes en desvirtuar la ilegalidad y las diversas formas de violencia como medias de empleabilidad, que afectan principalmente a la población joven.
De acuerdo con un informe del Banco Mundial (2015), la población en el planeta supera los 7 mil millones de habitantes, de los cuales 43% tienen menos de 25 años de edad. Según la Hoja Mural de Datos Sociodemográficos (2015) de la Organización Iberoamericana de la Juventud (OIJ), uno de cada cuatro iberoamericanos -alrededor de 160 millones de ciudadanos- se encuentra entre los 15 y 29 años. De esta población, alrededor del 30% se encuentra en condiciones de pobreza (casi 48 millones de jóvenes) y el 12,8% en condiciones de indigencia (poco más de 20 millones).
Nunca antes hubo tantos jóvenes en Iberoamérica. Más de la mitad de las personas en edad de trabajar tienen entre 15 y 35 años, y de acuerdo con el Banco Mundial (2015, infografía) los jóvenes en América Latina y El Caribe buscan mejor educación y más oportunidades de empleo. De acuerdo con la OIT (2015), si bien el crecimiento económico en la región ha mejorado las condiciones sociales y laborales, los jóvenes no han sido beneficiarios plenos de dichos avances, tanto cuantitativa como cualitativamente. Muestra de lo anterior es que “pese a los esfuerzos de los países de la Región, al menos 27 millones de jóvenes que ya están insertos en el mercado laboral deben conformarse con empleos de mala calidad, con el 13% de los jóvenes en situación de desempleo, y el 55,7% de los ocupados en trabajos informales”.
Por otro lado, según lo documenta el Banco Mundial (2014), América Latina y el Caribe se ha constituido en una región emprendedora al ocupar el segundo puesto a nivel mundial en cantidad de emprendimientos liderados por jóvenes y al emplear a más de la mitad de su fuerza laboral en pequeñas empresas. Motivados principalmente por las oportunidades, estudios demuestran que más del 40% de la población joven de la región quisiera emprender su propio negocio. No obstante, la escasez de innovación frena su desarrollo y su competitividad.
Puesto que los jóvenes de la región iberoamericana se enfrentan a restricciones para completar un óptimo proceso de acumulación de capital humano y social que les permita insertarse en el mercado laboral y en el sistema productivo en condiciones favorables, resulta imperativo ofrecer oportunidades e impulsar políticas públicas integrales que garanticen el tránsito de los jóvenes al mundo laboral y productivo en condiciones de calidad.
Adicionalmente, estas medidas deben contemplar la transformación de patrones y pautas culturales presentes en nuestras sociedades de tal manera que se reconozca, desde un enfoque de capacidades y de desarrollo humano, el potencial de los jóvenes como agentes de cambio y desarrollo. De allí la necesidad de fortalecer las capacidades y competencias técnicas de este sector de la población, así como la importancia de una efectiva articulación entre las instituciones educativas y el sector empresarial.
Finalmente, se requiere de políticas públicas que promuevan la participación de los jóvenes ya sea en el ámbito político como en el social y cultural, lo cual permitirá la construcción de sociedades inclusivas, plurales y diversificadas sobre la base de un desarrollo económico más próspero y sostenible. Todo esto con la finalidad de contar con acciones que sean fácilmente aplicables por los países, que garanticen el cumplimiento de los compromisos adquiridos con la juventud iberoamericana y permitan atender sus requerimientos en la búsqueda de más espacios de formación, información y participación activa en sus respectivas sociedades. Es importante que los países identifiquen e instrumentalicen mecanismos que permitan realizar seguimiento y garanticen el cumplimiento de los acuerdos.
2. Desafíos de la Juventud
Los países de Iberoamérica transitan una coyuntura favorable para el desarrollo económico y esta situación se encuentra en gran parte determinada por lo que se ha denominado como el “bono demográfico”. Este se refiere a un período en el que cambia favorablemente la relación de dependencia entre la población en edad productiva (jóvenes y adultos) y aquella en edad dependiente (niños y personas mayores), con un mayor peso relativo de la primera en relación con la segunda. Así, una mayor proporción de trabajadores no sólo representa una reducción del gasto en personas dependientes, sino que tiende a impulsar el crecimiento económico a través del incremento en el ingreso y la acumulación acelerada del capital.
Actualmente, en el caso específico de América Latina, esta región cuenta con un bono demográfico juvenil, considerado como una gran ventana de oportunidades para los países, pues significa una mayor cantidad de jóvenes con capacidad para trabajar, producir, ahorrar e invertir. Por otro lado, existe un 25% de jóvenes que no trabaja, ni estudia (ninis), y que constituyen una población en situación de riesgo y exclusión. Esta situación es considerada como una problemática, pues se espera que los jóvenes se dediquen a una u otra actividad productiva, en función de la etapa del curso en la que viven. Es preciso invertir en la educación, formación y empleo. De acuerdo a la OIJ, el 69% de los iberoamericanos son menores de 40 años; sin embargo, para el año 2050, se estima que los habitantes menores de 40 años serán el 49% del total de la población. Esto significa que el bono demográfico se está agotando.Con el fin de que este bono se traduzca en beneficios reales para la sociedad, se requiere de una participación activa y decidida tanto de los gobiernos, de la academia, del sector privado y de la sociedad civil. El aprovechamiento del bono demográfico puede contribuir a la prosperidad nacional si se cuenta con educación de calidad, empleo y apoyo al emprendimiento. De lo contrario, persistirán los problemas estructurales de desigualdad e inequidad. Invertir en capital humano es una estrategia inteligente de todo gobierno para asegurar un desarrollo sostenible, integral y armónico en sus países. Según la 1era encuesta Iberoamericana realizada por la OIJ en 2014 los jóvenes de Iberoamérica son optimistas; tienen más confianza en su futuro que en el de sus propios países. En casi todas las regiones, cuando se les pregunta por su percepción individual, 2 de cada 3 piensan que en los próximos 5 años van a estar mejor, porque creen en sus condiciones personales y en sus capacidades para cambiar los entornos en los cuales se desarrollan. Sin embargo, cuando se les pregunta acerca de la situación de sus países en igual período, el optimismo se reduce a menos del 60%. Destaca el apoyo de los jóvenes iberoamericanos a los distintos procesos de integración regional; consultados acerca del libre tránsito de personas, una moneda única y la solidaridad con los pequeños países, el respaldo en todos los casos superó el 60%.
A continuación se enumeran los tres principales desafíos que encaran los jóvenes y las propuestas para centrar el debate de la XXV Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno en áreas de política pública. Si bien se reconoce que hay múltiples desafíos, en esta propuesta nos centramos en aquellos que hemos definido como prioritarios para las discusiones.
Es necesario tomar en cuenta que los jóvenes hoy en día tienen fácil acceso a la información, por lo que es clave que una vez se instrumenten las debidas actividades en los países, se les dé amplia difusión para que puedan estar informados y participar de las iniciativas que se implementen.
2.1. Empleo
Según el Boletín de la OIJ-OIT de septiembre de 2014, “Trabajo decente para los jóvenes: El desafío de las políticas de mercado de trabajo en América Latina y el Caribe”, el 55,6% de los jóvenes tiene un empleo informal, mientras que tan sólo el 40% cotiza a un seguro de salud y el 39%, a un sistema de pensiones. Por otro lado, según la OIJ (2015), la tasa de desempleo juvenil en Iberoamérica no alcanza los 11 puntos, lo que representa una reducción de casi cinco puntos respecto al año 2000. Esto puede atribuirse a las dinámicas económicas y a la mayor inversión social de los países de América Latina, así como a la fuerte presencia del bono demográfico. A pesar de los datos positivos sobre la reducción del desempleo juvenil, este continúa siendo tres veces superior al desempleo adulto (OIJ, 2015).
Numerosos estudios señalan que el desempleo juvenil es típicamente estructural y de muy difícil reversión si no se atacan las causas estructurales que lo determinan (Rodríguez, 2003). En América
Latina y el Caribe, los jóvenes representan más del 40% del total de los desempleados de la región, asimismo la tasa de desempleo en mujeres jóvenes a nivel regional alcanzó el 17,7%, comparado con un 11,4% de los hombres jóvenes (OIJ-OIT, 2014).
Según lo señala la OIT, existen tres dimensiones que afectan el empleo de los jóvenes (OIT 2015): aquellas que fomentan o desincentivan la creación de puestos de trabajo, aquellas que inciden en las condiciones de trabajo (legislación, normatividad y el ciclo económico); y la empleabilidad, que abarca la educación, la experiencia laboral, la capacidad del aparato productivo e institucional para irrigar los beneficios del crecimiento económico a los jóvenes.
Según las características y dinámicas de cada país, las barreras y/o desventajas de los jóvenes para acceder al empleo son diversas y cuentan con un nivel de complejidad que requieren particular atención. Sin embargo, establecer rutas conjuntas en la región permitirá avanzar colectivamente en la solución y mejora del empleo juvenil.
De acuerdo con la publicación de la CEPAL, “Panorama Social de los Jóvenes” (2014), uno de los principales desafíos de nuestras sociedades continúa siendo las desigualdades en el desarrollo de capacidades y en el mundo laboral, afectando principalmente a nuestros jóvenes, pues a pesar del tiempo de escolarización, sus oportunidades de inserción laboral son menores que las de los adultos. Asimismo, se observa una incapacidad del mercado del trabajo para absorber la mano de obra al ritmo que ésta irrumpe, ya sea por su baja calificación o por razones propias de la estructura productiva de los países.
En este sentido, resulta relevante destacar las experiencias desarrolladas en muchos de los países de América Latina con relación a los estímulos a la oferta de empleo a través de distintos programas de subsidio a la contratación, los cuales integran componentes de formación y capacitación por parte de las entidades empleadoras como condición para la permanencia en el puesto de trabajo. El informe de la OIT (2015) explica que “el objetivo -de estos programas- es garantizar que el aprendizaje en el lugar de trabajo sea un complemento provisto por el sistema de educación formal, en una tramo etario donde el proceso de acumulación de capital humano es más intenso”.
Propuesta de discusión para la acción
• Realizar una hoja de ruta sobre empleo juvenil en la región en consonancia con la legislación actual de los países miembros y los compromisos pactados en la Agenda de Desarrollo 2030.
• lmpulsar una estrategia iberoamericana de información virtual con oferta institucional y privada que permita a los jóvenes acceder a todas las oportunidades de empleo digno, oferta educativa formal y no formal, servicios, pasantías laborales, movilidad académica, oferta cultural y social, disponibles en la región iberoamericana, promoviendo una estructura incluyente que fomente condiciones de igualdad para el acceso a oportunidades.
• Promover políticas activas de reducción de la informalidad laboral de jóvenes, a través de un mayor control gubernamental, la implementación de medidas impositivas que incentiven la formalización y un empoderamiento de los jóvenes en lo que respecta a sus derechos y obligaciones.
• Incentivar los programas de estímulos a la demanda, para favorecer la contratación formal de jóvenes a partir de las lecciones aprendidas de distintos programas de subsidios atados a la capacitación de jóvenes. Eso mejora no solo la productividad de las empresas sino la empleabilidad futura del joven empleado.
2.2. Educación
La inversión en capital humano supone consolidar modelos sustentables de desarrollo, en la medida en que la formación de capacidades y el fortalecimiento de las competencias de las personas constituyen una herramienta central para conseguir transformaciones sociales basadas en el conocimiento, la productividad y la participación democrática.
Invertir en juventud ayuda a consolidar la base del capital humano en los países, teniendo por lo tanto efectos multiplicadores en el desarrollo económico y social de la región, en donde es el sector productivo quien más se ve beneficiado por este proceso, siendo quizás la inversión en educación y acceso al empleo donde más se ha focalizado la intervención pública de los diversos países.
Las actuales generaciones de jóvenes han nacido y crecido en el paradigma de la sociedad del conocimiento, generando vínculos naturales con las tecnologías de la información y la comunicación, constituidas como las principales herramientas del desarrollo, en la actualidad y a futuro.
Si bien es cierto que se ha avanzado bastante en materia de políticas de juventud en la región, ésta sigue mostrando elevados índices de desempleo, inequidad y exclusión social. Menos del 10% de los jóvenes iberoamericanos son analfabetos funcionales, es decir que tienen 4 años o menos de estudios. La tasa de analfabetismo se redujo en 4 puntos en los últimos 15 años. Del total de jóvenes en la región, aproximadamente, el 35% solo estudia y el 33% solo trabaja; cerca de un 12% estudia y trabaja y cerca del 20% en edad de trabajar se sitúa en una categoría de inactividad (OIJ, 2015). En los últimos 20 años, solo el 10% de los jóvenes concluyó sus estudios de educación terciaria (CEPAL, 2014).
En lo que respecta al sistema educativo formal y no formal, se observan ciertas ineficiencias y una desvinculación significativa con el mercado laboral. La baja cobertura educativa, la desigualdad en la calidad, la deserción escolar y el desconocimiento de las diversidades culturales internas, han afectado la capacidad de la educación para convertirse en un factor de movilidad social ascendente.
En materia educativa, la XXIV Cumbre lberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno realizada en Veracruz en diciembre 2014 dejó importantes compromisos, dentro de los cuales sobresalen: la puesta en marcha de la “Alianza para la Movilidad Académica”, la cual tiene como objetivo llegar a 200.000 movilidades de estudiantes en 5 años en toda la región iberoamericana; el Portal lberoamericano de Movilidad de lnvestigadores; el Convenio-Marco lberoamericano de participación voluntaria que permita impulsar la facilitación de prácticas de estudios y la movilidad intra-empresarial, de profesionales titulados e investigadores, inversores y emprendedores; y el Plan lberoamericano de Alfabetización y Aprendizaje a lo Largo de la Vida 2015-2021, entre otros.
La educación ha de ser, sin lugar a dudas, uno de los ejes principales, por su importancia y alto grado de interrelación con otras temáticas como el emprendimiento y la formación para el trabajo, pero sobre todo porque la gran mayoría de las acciones que realicemos en tal sentido tendrán como beneficiarios a un grupo bien definido: las juventudes iberoamericanas.
Propuesta de discusión para la acción:
• Promover y desarrollar las bases para un sistema de becas de movilidad estudiantil a nivel superior, procurando que el modelo tenga la requerida calidad educativa y la sostenibilidad financiera.
• Crear espacios virtuales que permitan el intercambio entre estudiantes de diferentes países, en las mismas edades y nivel de escolaridad, con la finalidad de generar una comunicación que promueva la discusión de tópicos transversales y comunes y así enriquecer el conocimiento mutuo.
• Apoyar y desarrollar acciones que promuevan procesos de aprendizaje en asignaturas tales como, programación informática y utilización de las herramientas de las TIC’s.
• Fortalecer acciones en el sistema educativo de los países que involucren la dimensión social y cultural, así como la ciudadana, entendidos como aspectos centrales en el desarrollo económico de los países, de las poblaciones y de los jóvenes.
• Diseñar e implementar programas de educación técnica pertinentes y de calidad dirigidos a jóvenes, que garanticen su empleabilidad y que respondan a las necesidades de las empresas mediante el diseño de incentivos y otros mecanismos que fomenten mayores niveles de capacitación en la empresa, como por ejemplo, incentivos tributarios, creación de fondos para el desarrollo del capital humano, participación gremial, etc.
2.3. Emprendimiento juvenil
Debemos entender al emprendimiento y a la innovación como los motores del desarrollo de nuestros países. De acuerdo con el Reporte de Economía y Desarrollo “Emprendimientos en América Latina: Desde la subsistencia a la transformación productiva” realizado por CAF (2013), las empresas en la región crecen lentamente por la carencia de inversión en innovación y desarrollo. Es necesario incrementar la inversión y mejorar las competencias y capacidades renovando la agenda de cooperación regional en ciencia, tecnología e innovación.
De acuerdo con la OCDE (2012), la innovación constituye una pieza fundamental para el desarrollo económico, que debe ser fomentada en etapas tempranas para generar las capacidades necesarias de aprendizaje que permitan impulsar cambios productivos en nuestros países. Por lo anterior, una estrategia de desarrollo económico y social debe sustentarse en generar capacidades de innovación aplicada al contexto local, nacional y regional.
Asimismo, es necesario destacar que bajo el concepto de emprendimiento es importante promover emprendimientos culturales, sociales y ambientales que estén en capacidad de generar capital social e inserción socioeconómica en espacios no convencionales.
Propuesta de discusión para la acción
• Evaluar el mecanismo para conectar los programas y plataformas existentes de asesoría y acompañamiento a los jóvenes emprendedores en nuestros países, con el fin de fomentar el intercambio de experiencias y generar y/o potenciar las habilidades y competencias para el desarrollo de sus iniciativas de manera eficiente y competitiva. Lo anterior, procurando vincular al sector privado, la academia y la sociedad civil, entre otros.
• Estudiar la viabilidad de promover el emprendimiento juvenil mediante: incentivos de carácter fiscal; facilidad de acceso a espacios de incubación de ideas; aceleración de modelos de negocio; conexión con fondos de capital e inversionistas, entre otros.
• Promover el desarrollo y producción regional de conocimiento sobre el emprendimiento juvenil a nivel iberoamericano, que integre análisis comparados.
• Fomentar el emprendimiento social entre los jóvenes, evaluar sus resultados y difundir las mejores prácticas.
Reflexión final
Lo planteado sobre los ejes temáticos nos debe guiar hacia acciones complementarias que nos permita aumentar las oportunidades para los jóvenes y fortalecer su identidad con la comunidad iberoamericana.
Uno de los retos que tenemos los países iberoamericanos es fortalecer los canales para conectar y capitalizar los aprendizajes que cada país ha logrado en el desarrollo de sus metas. Los triunfos, logros, errores y experiencias compartidos logran ahorros significativos, en tiempo y recursos, para la formulación de políticas públicas, programas o acciones encaminadas a incidir en temáticas particulares.
Ante los desafíos identificados, y la gran heterogeneidad de la realidad de los jóvenes, Iberoamérica debe privilegiar trabajar en: compartir experiencias y buenas prácticas; disminuir la precarización laboral; incentivar el emprendimiento; lograr una educación de calidad y pertinencia; integrar al sector público, privado, académico y civil en la formulación de políticas, entre otras.
Por consiguiente, nuestra contribución como gobiernos, será abrir caminos y facilitar las herramientas para que las jóvenes de todos nuestros países gocen de oportunidades concretas de participación y crecimiento, lo cual contribuirá a la construcción de sociedades inclusivas y prósperas con desarrollo sostenible y equidad social.
Es el momento de integrar a Iberoamérica en el marco de espacios de diálogo e intercambio de experiencias para fomentar la discusión e interacción, con el ánimo de multiplicar las buenas prácticas y aprender de las experiencias que no han sido exitosas en su implementación y desarrollo. Para ello, se plantea entonces la conformación de los círculos Iberoamericanos de capitalización de experiencias alrededor de temas centrales de la XXV Cumbre de 2016.
Con el ánimo de caminar hacia el mismo objetivo Colombia, en ejercicio de la Secretaría Pro Témpore de la Conferencia lberoamericana, propone avanzar en la formulación y en la suscripción del Pacto lberoamericano por la Juventud, instrumento que articulará a diferentes instancias políticas, sociales, privadas y de cooperación internacional relacionadas con la juventud, con el fin de acordar compromisos y metas concretos en la materia.
La formulación de este Pacto, que definirá objetivos regionales en materia de juventud, deberá estar en línea con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. De esta forma las jóvenes iberoamericanos podrán constituirse coma agentes estratégicos y de transformación para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Nota metodológica:
Se han empleado cifras correspondientes a América Latina y El Caribe en los casos en que no se han conseguido estudios y estadísticas de Iberoamérica.
Referencias Bibliográficas:
• Banco Mundial (2015) “Young Entrepreneurs, Drivers of Sustainable Growth”.
• Banco Mundial (2015) lnfografía Desafíos de las Jóvenes en América Latina http://www.bancomundial.org/es/news/infographic/2015/09/26/jovenesamerica-latina-desafiosoportunidades.
• Banco Mundial (2014) “El emprendimiento en América Latina”.
• Banco Mundial (2003) Pilotti, Francisco y Camacho, María Claudia “Políticas y Programas de Juventud en América Latina y El Caribe, Contexto y Principales Características”.
• BID (2012) Programa Desarrollo en Las Américas, Bouillon Cesar Patricio (Editor) “Un espacio para el desarrollo: Los mercados de vivienda en América Latina y el Caribe”.
• CAF (2013) Reporte de Economía y Desarrollo (RED) “Emprendimientos en América Latina. Desde la subsistencia a la transformación productiva”.
• CAF (2014) Reporte de Economía y Desarrollo (RED) “Para una América Latina más segura. Una nueva perspectiva para prevenir y controlar el delito”.
• CAF (2014) Educación técnica y formación profesional en América Latina: el reto de la productividad. Serie de Políticas Públicas y Transformación Productiva No. 13.
• CEPAL (2014), “Panorama Social de las jóvenes”.
• CEPAL (1996) División de Desarrollo Social, Durston, John “La situación de la juventud rural en América Latina - lnvisibilidad y estereotipos”.
• Latinobarómetro (2012) “La Seguridad Ciudadana, el principal problema de América Latina”.
• OCDE (2012), Innovation for Development: a discussion of the issues and an overview of work of the OECD directorate for science, technology and industry.
• OEA/Alertamerica.org (2012) “lnforme sobre Seguridad Ciudadana en las Américas”.
• Organización lberoamericana de Juventud (OIJ) y Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) (2014) “lnvertir para Transformar, La Juventud como protagonista del Desarrollo”.
• Organización lberoamericana de la Juventud (2014) “Jóvenes, Empleo y Tecnología en América Latina: Un enfoque integral con enfoque de género”.
• OIJ/Naciones Unidas/CEPAL (2012) “Juventud y bono demográfico en Iberoamérica”.
• Organización Internacional del Trabajo (OIT) (2015) “Formalizando la Informalidad. Experiencias innovadoras en América Latina y el Caribe”.
• Organización Internacional del Trabajo (OIT) (2005) “El empleo de los jóvenes: vías para acceder a un trabajo decente”.
• Boletín de la OIJ-OIT (2014) “Trabajo decente para los jóvenes: El desafío de las políticas de mercado de trabajo en América Latina y el Caribe”.
• PNUD (2013-2014) “Seguridad Ciudadana con Rostro Humano”.
• Rodriguez, Ernesto (2003) “Políticas Públicas de Juventud en América Latina: de la construcción de espacios específicos, al desarrollo de una perspectiva generacional”, Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, Universidad de Manizales.